
Capitulo 4
Cuando no sabes a dónde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los cruzes de caminos, da miedo partir, da miedo volver, las preguntas, las respuestas dan miedo. Si no sabes a hacia dónde vas, lo mejor es dejarte llevar como flotando en el viento. A veces hay que desprenderse del equipaje y como una pluma dejarse llevar por el viento. Como decía el poeta González Tuñoñ. Para que a cada paso un paisaje, una emoción, o una contrariedad nos reconcilien con la vida pequeña y su muerte pequeña. Para que un día nos queden unos cuántos recuerdos para poder decir estuve en tal recodo, para poder decir estuve en tal pasión , para poder decir estuve en tal pueblo fantasma, en tal amistad haciendo tal cosa, para poder decir yo, estuve ahí. Para poder hacer todo eso es necesario no temerle a partir ni a volver, porque estamos en una encruzijada de caminos que parten, y que vuelven, sino sabemos hacia dónde ir hay que dejarse llevar por el viento. El viento lleva y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados. Flotando en el aire están todas las preguntas y todas las respuestas. Y flotando en el viento iremos a dónde debemos ir.
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